domingo, 30 de octubre de 2011

ENIGMAS MEDIEVALES



El 18 de Noviembre de 1.095 comenzaron las Sesiones del Concilio que el Papa Urbano II había convocado en Clermont (Francia). Los Prelados y Miembros de la Alta Nobleza asistentes fueron muy numerosos. No se cabía en la Catedral y se tuvo que trasladar la Asamblea al aire libre. El Papa prometió remisión de todos los Pecados a aquellos que se alistaran a una Peregrinación armada para rescatar de Manos Infieles los Santos Lugares. El Pueblo acogió el Proyecto con Fanático entusiasmo. Al Grito de "Deus Volt", "Deus Volt". Dios lo Quiere, Dios lo Quiere. Una muchedumbre de Personas de toda condición se dispuso alegremente a participar en la Aventura. Los Peregrinos cosían sobre el hombro derecho de sus Mantos o Túnicas el Distintivo de una Cruz de trapo rojo. Por este motivo se los llamó Cruzados y a las Expediciones que los condujeron a Oriente, Cruzadas.
Todo el Bloque de los Países Latinos se entregó a una frenética actividad. La improvisación y falta de coordinación de los Mandos era tal que se prepararon simultáneamente varias Expediciones. Habría una Cruzada Oficial, capitaneada por la Alta Nobleza y supervisada por el Papa y otras varias Cruzadas Populares más o menos espontáneas, caracterizadas por la indisciplina de sus componentes. La más importante fue la Acaudillada por Pedro El Hermitaño, un carismático Predicador que arrastraba tras de sí a muchisima Gente Fanatizada. Atravesaron Europa cometiendo fechorías y saqueando a su Paso las Ciudades Cristianas. Fueron aniquilados por los Turcos en el Valle de Dracón, Camino de Nicea. Sólo se salvaron del degüello las Mujeres y Niños aptos para los Harenes.

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