viernes, 19 de octubre de 2012

MORIHEI UESHIBA - EL ARTE DE LA PAZ


Morihei Ueshiba nació el 14 de Diciembre de 1.883 en Tanabe, Prefectura de Wakayama (Japón). Morihei fue el único hijo varón de los 5 hijos que tuvieron Yoroku y Yuki Ueshiba. Era una familia acomodada. El padre era un Terrateniente que se dedicaba a la Política y al Comercio de la Madera y la Pesca. De su padre heredo la determinación del Guerrero Samurai y el interés de los Asuntos Públicos De su madre, el interés por la Religión.
Fue el más grande Maestro o Shihan de las Artes Marciales de la Historia. Aún siendo un anciano de 80 años, podía desarmar a cualquier enemigo, e inmovilizar a cualquier oponente. Pero sobre todo era un Hombre de Paz que detestaba las peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino era el Aikido, que puede ser traducido como: "El Camino de la Armonía y de la Energía"
Tras investigar, practicar y dominar diversas Tradiciones Marciales y Espirituales Japonesas, el Shihan Ueshiba aunó sus conocimientos creando un arte nuevo y original. El Aikido.
En el Aikido se premia el trabajo sobre el individuo y su desarrollo integral como Ser humano espiritual frente a otras artes en las que la victoria, la competición y la marcialidad están a la orden del día. En el Aikido premia la respiración (Kokyu Ryoku), y un espíritu sin intención (Mushin).
El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la vida en muchos frentes. En su juventud Morihei Ueshiba sirvió en la Infantería en la Guerra Ruso-Japonesa; más tarde se enfrento a Piratas y Bandidos durante una aventura en Mongolia, y después de dominar varias Artes Marciales fue Instructor de las Academias Militares de Elite en Japón.
A diferencia de Autores de Textos Clásicos Antiguos de Guerreros como "El Arte de la Guerra", y el Libro de "Los Cinco Anillos", que aceptan la inevitabilidad de la Guerra y enfatizan la estrategia astuta como medio para llegar a la victoria. Morihei comprendió que la lucha continua, con otros, con nosotros mismos y con el medio circundante arruinaría la Tierra. Lo que ahora se necesita son técnicas de armonía y no de enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el Arte de la Guerra. El Sensei Kishomaru, hijo de Ueshiba me instruyo en el Arte de la Paz tal y como lo veía su padre. Al cual estoy muy agradecido. Es una disciplina creativa del cuerpo y de la mente, como un medio practico de manejarse ante la agresión, y como un medio de vida que alimenta el coraje, la sabiduría, el amor, la amistad y la justicia y honor. He podido instruirme en el Arte de la Guerra, pero también en el Arte de la Paz. Todo Hombre puede ser un Guerrero de la Paz.
El Arte de la Paz comienza contigo. Trabaja sobre ti mismo y con la tarea que te ha sido asignada. Todos tenemos un espíritu que puede ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado, un sendero conveniente para seguir. Alimenta la Paz en tú propia Vida. Pero ¡OJO!, soy Pacifico, no Pacifista.
Aquellos que practican el Arte de la Guerra deben proteger los dominios de la Madre Naturaleza, reflejo de la Creación, la calidad del Guerrero da origen a la belleza natural, las técnicas sutiles del Guerrero surgen naturalmente como aparece la Primavera, el Verano, el Otoño y el Invierno.
El Arte de la Paz esta basado en cuatro grandes virtudes (Valor, Sabiduría, Justicia y Honor), simbolizadas por el Cielo, la Tierra, el Fuego y el Agua. Os presento a un gran Guerrero. O SENSEI MORIHEI UESHIBA.

jueves, 4 de octubre de 2012

HOMENAJES



A menudo se realizan homenajes a personas que precisamente no han destacado por aquello que son homenajeados. Ya sabemos, todo política. No tenemos más que recordar a Barak Obama y su famoso Nobel de la Paz", o en el deporte. Personas o equipos que han estado en lo más alto de los Podium y nunca nadie se fijo en ellos ni en sus proezas. Y llegan once en pantalón corto que nunca hicieron nada, ganan un Mundial y les otorgan un premio. Es lo menos que esperan de ellos todos sus aficionados, máxime con la Nomina que tienen. Pero así es la política. Yo si tengo una sugerencia de trabajo, esfuerzo y dedicación, a veces a costa de sus propias vidas. Ellos son los Médicos Rurales de Montaña, esos que iban de Pueblecito en Pueblecito, o de Aldea en Aldea para atender, socorrer y dar animo a sus pacientes. Bravo por todos ellos sin distinción alguna. Desde aquí mi más sincero homenaje.