El Escudo de cuero de Búfalo que llevaban la mayor parte de los
Guerreros de las Praderas era más apreciado por su Poder Mágico y por la
Protección Espiritual que proporcionaba a su poseedor que por su uso práctico contra las Flechas y los Golpes de Lanza. Cada Guerrero lo
consideraba como la más sagrada de sus riquezas y en su confección se
empleaba infinita paciencia, además de grandes dosis de meditación y rituales. Llevarlo en las Batallas era considerado como una distinción y
hacía al que lo portaba más visible y más fácil blanco, porque, además,
los Escudos eran una captura muy deseada. Por otra parte, el Escudo
servía de alguna protección, pues era bastante fuerte para detener
Flechas. Amuletos especiales hechos de ciertas partes de Animales se
colgaban muchas veces del Escudo o se colocaban bajo la cubierta exterior, así como de ésta pendían Colgantes de Piel suave decorada con
Plumas de Aguila.
En los Campamentos, el Escudo se colgaba en un Lugar de Honor de los Tipis. Los Miembros de cada Sociedad o Akichita, en que se dividían muchas Tribus, y que tenían en común gritos identicos de Guerra, pinturas y adornos para el Caballo, usaban Escudos decorados con los mismos dibujos.
Tengo el Honor de pertenecer a la Akichita o Sociedad del Lobo. Muy pocos Washichus o Hombres Blancos han podido ser admitidos e iniciarse en los Rituales. Fue, es y será siempre un Gran Honor.
En los Campamentos, el Escudo se colgaba en un Lugar de Honor de los Tipis. Los Miembros de cada Sociedad o Akichita, en que se dividían muchas Tribus, y que tenían en común gritos identicos de Guerra, pinturas y adornos para el Caballo, usaban Escudos decorados con los mismos dibujos.
Tengo el Honor de pertenecer a la Akichita o Sociedad del Lobo. Muy pocos Washichus o Hombres Blancos han podido ser admitidos e iniciarse en los Rituales. Fue, es y será siempre un Gran Honor.
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