Pecho saliente, vientre metido. Un Pueblo que hiciera de este
precepto un principio general, estaría en un gran peligro. Esto es lo
que me dijo un gran Shihan o Maestro Japonés, hace ya algunos años. En
aquel entonces no comprendí esa frase. Pero hoy sé que es cierto, y por
qué lo es. Es la expresión de una mala actitud fundamental del hombre
o, siendo más preciso, de una mala postura física que denota una mala
actitud interior. ¡Cómo!, nos preguntaremos. ¿Es que el hombre debe de
estar encorvado? Ciertamente que no. Debe, por el contrario, estar bien
derecho.
Desplazar el centro de gravedad hacia la parte de arriba y el hecho
de seccionarse de ese centro, alteran el equilibrio natural entre
tensión y aflojamiento, haciendo que el hombre oscile entre un estado
de tensión y un estado de disolución. Y, ¿en qué puede esto constituir
un peligro para un Pueblo? Las fuerzas internas obstaculizan la
verdadera ordenación, porque ahí donde todo esta descentrado hacia la
parte de arriba, no existe el verdadero centro.
¿Pero es que el centro natural del hombre no es el corazón? El
hombre, al igual que todo ser vivo, no tiene sus raíces en sí mismo.
Es, de hecho, alimentado y mantenido por la Naturaleza que impone sus
leyes, sin que él mismo tenga de ello conciencia. El hombre está en
contradicción con el orden de la vida, que es su soporte fundamental,
cuando en su actitud, al desplazar su centro de gravedad de forma no
fisiológica, está negando el centro que da testimonio original de este
orden.
Así como la parte alta de un árbol sólo llega a su pleno desarrollo
si éste está sólidamente enraizado, el espíritu sólo se desarrolla si
no niega sus raíces. Pero el hombre pierde el contacto con esa vida
original por una tensión exagerada hacia la parte alta, alterando así
el equilibrio de sus fuerzas.
Allí donde prevalece la divisa "pecho saliente, vientre metido", es el YO el que reina como dueño y señor, y esta pretensión del YO es la que representa un peligro para el Pueblo.
Toda la sabiduría oriental, no es en sí una realidad exclusivamente
oriental; tiene por el contrario, un valor humano universal del que se
han ocupado mas los orientales que los occidentales.
Es imposible encontrar el centro interior, sin haber encontrado el
centro del cuerpo. ¿Dónde se sitúa exactamente este centro? En la
región umbilical o ventral, ligeramente por debajo del ombligo. HARA significa VIENTRE.
De todas formas seguiremos profundizando en las costumbre japonesas,
ya que por la forma de sentarse un Japonés, se puede adivinar hasta
dónde se ha occidentalizado.
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