miércoles, 15 de agosto de 2012

ENIGMAS MEDIEVALES




Hacia 1.150 unos Misioneros aparecieron por los Caminos de Languedoc, en el Sur de Francia. Solían viajar en parejas, vestían de negro o de azul marino, con ceñidor de cuerda. Predicaban a los humildes en Plazas y Mercados, en Aldeas y Ciudades, pero no evitaban las Mansiones de algunos Nobles o de ricos Mercaderes. Cuando éstos les ofrecían la ocasión de adoctrinar a sus Familias y Criados. Difundían un mensaje de amor, de tolerancia y de libertad y se confesaban Cristianos pero, por otra parte, rechazaban a la Iglesia de Roma. Aseguraban que Cristo no se encarno realmente cuando habito entre los Hombres, puesto que, siendo la materia creación satánica, el Hijo de Dios nunca pudo encarnarse. En realidad, Cristo nunca fue Crucificado ni Sepultado. 
Enseñaban también que el Mundo material, corrupto y perecedero no puede proceder de un Dios eterno e incorruptible. En consecuencia, no habrá resurrección de la carne a través de los Tiempos. Aunque sí, Juicio Final. 
Los misioneros de la nueva Religión predicaban también con el ejemplo, en vivo contrate con el disoluto y corrupto Clero Católico. Los Predicadores eran austeros y laboriosos y observaban una conducta Cristiana intachable, lo que les valió el apelativo de "Buenos Hombres".
Los seguidores de esta Religión dualista recibieron diferentes denominaciones: Albiguenses, por la Ciudad de Albi; Tejedores, por que muchos de ellos ejercían este Oficio (quizá por imitar a San Pablo que fue Fabricante de Tiendas de Campaña); y Cátaros, esta etimología podía proceder del Griego con el significado de "Puro", pero también del Latín Catus que significa "Gato", pues sus adversarios Católicos divulgaron que adoraban al Dios del mal en forma de Gato. Ellos se hacían llamar Cristianos y denominaban a su Iglesia "Amigos de Dios".
La Doctrina Catara resultaba, mucho más atractiva que la Católica. La Iglesia Romana amenazaba constantemente con las penas del Infierno como castigo por las más insignificantes faltas. La Catara, por el contrario se mostraba optimista y tolerante con las debilidades humanas. Para los Cátaros, al comienzo de los Tiempos existieron dos Divinidades, un Dios bueno y un Dios malo. Estas dos creaciones contradictorias coexisten en el Hombre. Por lo tanto, el Hombre, a través de sus sucesivas reencarnaciones, debe irse liberando de la parte mala para favorecer el predominio de la buena. Pero a veces la experiencia y lo que te encuentras en el Camino, te hace volverte más malo, como mínimo igual de malo que contra lo que quieres luchar o combatir. 

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